Haciendo
una síntesis de lo aprendido hasta el momento, distingo por un lado, al formulario como
herramienta; y por otro lado, las cuestiones referentes a la evaluación.
Con
evaluación no me refiero a un examen, sino a un seguimiento de los alumnos.
Esto ya fue tratado en una entrada anterior del blog, pero a modo de
recordatorio, rescato la diferencia entre el examen para poner una nota, y la
evaluación como seguimiento del aprendizaje para mejorar la enseñanza.
Personalmente,
vislumbro el uso de formularios para hacer “miniencuestas” semanales de
seguimiento, tanto para evaluar el conocimiento del contenido, como cualquier
otra inquietud que surja; es decir, con el objetivo de evaluar el aprendizaje y
no para poner una nota.
Tradicionalmente,
hacer encuestas es trabajoso: requiere fotocopiar pilas de formularios y luego
pasarse horas analizando las respuestas. Con esta herramienta, los tiempos y
el esfuerzo se acortan de manera impresionante.
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